Suelo
llevar este grupo un sábado por la mañana al mes, con una duración de cuatro
horas. Asisten algunas personas que demandaban de entrada terapia en grupo,
generalmente después de un trabajo individual; pero la mayoría de asistentes
combinan el grupo con las sesiones individuales, ya que se complementan. En
un grupo se pueden movilizar aspectos que a veces salen a la superficie con más
facilidad en la interacción con otras personas que tengan temas parecidos, además de
con el terapeuta.
Los
grupos que dirijo duran varios años, aunque vayan cambiando algunos participantes.
Cuando una persona decide que ya ha terminado su proceso, propongo a otra que
le sustituya. Algunos se quedan un tiempo en el grupo, aunque hayan alcanzado
en gran medida los objetivos iniciales de su trabajo personal, bien porque son
conscientes de nuevos temas o bien porque desean seguir explorando aspectos de
sí mismos que les lleven a desarrollar más recursos personales. Como ya
sabemos, la terapia, si se trabaja con cierto nivel de profundidad, no termina
nunca; lo que pasa es que cada persona decide cuándo ha llegado el momento de
continuar su camino sola. Algunos deciden ser guiados por alguien durante más
tiempo, y un grupo mensual es una buena opción. No es un compromiso demasiado
exigente y, si uno ha trabajado ya los aspectos esenciales de su carácter,
puede sacarle mucho partido.
Cuando
un grupo de este tipo lleva mucho tiempo funcionando, se da una gran confianza
entre los participantes; esto les anima a ahondar más en aspectos difíciles de su psiquismo o su
historia personal.
Generalmente
divido la sesión en dos partes, que a veces se solapan: en la primera, abrimos
un espacio para compartir lo ocurrido desde el último encuentro, en cuanto a
los temas que se están trabajando y definir en la medida de lo posible lo que
se quiere explorar en la sesión. Termina esta parte con una secuencia de
ejercicios bioenergéticos. Con ellos, trabajamos en profundizar la respiración,
liberar tensiones, recuperar la circulación energética del organismo a través
de la vibración y la expresión de emociones… Esto prepara para aflojar las
resistencias que solemos tener a entrar en contacto con aspectos reprimidos en
nosotros mismos y ayuda a profundizar más en la segunda parte de la sesión.
En
la segunda parte, después de una pausa, damos la oportunidad a que dos, a veces
tres personas, dramaticen una o dos escenas relacionadas con el tema que traen
para trabajar. Generalmente, entre las posibles escenas, elegimos una actual y
otra de la historia infantil, que estén relacionadas. Así se puede elaborar con
más comprensión y dar más sentido a la trayectoria vital de cada uno.