domingo, 29 de diciembre de 2013

Entrevista a Louise Fréchette




Louise Fréchette es psicóloga.
CBT (Certified Bioenergetic Therapist).
Ejerce su actividad en Montreal, Canadá.
Es formadora del International Institute for Bioenergetic Analysis (IIBA), impartiendo formación en la actualidad en Europa, Canadá y Nueva Zelanda.





Ángeles Delgado: Al igual que otros formadores a los que he entrevistado para este blog, fuiste alumna de Lowen. Me gustaría que tú también nos digas qué fue lo que más te impactó de esa enseñanza y por qué la elegiste.

Louise Fréchette: Sí, fui alumna de Lowen. Empecé la formación en Análisis Bioenergético en 1976, con Denis Royer que fue la persona que trajo el A.B. a Montreal, donde vivo y practico como psicóloga. Pronto estuve en contacto con Lowen porque Denis le invitaba a hacer algunos talleres de formación con nosotros, alumnos Quebequenses. También hice talleres con Lowen en Estados Unidos durante mi formación y después. El Análisis Bioenergético estaba en pleno desarrollo en aquélla época.

Lo que me atrajo fue la importancia del anclaje de la experiencia emocional en el cuerpo. Me había formado durante varios años en Psicosíntesis, una forma de terapia que todavía considero muy valiosa, pero me faltaba conectarme con la realidad de mis sensaciones corporales para “encarnar”, por así decirlo, mi experiencia emocional. También quería encontrar aspectos de mí misma que hasta ese momento no me había atrevido a contactar. El camino del trabajo corporal me pareció entonces como una “via regia” para acceder a partes de mi experiencia que aun no había tocado.

Las enseñanzas de Lowen me impactaron sobre todo por la fe inquebrantable que él tenía en el poder sanador de la entrega a la corriente de energía vital en el cuerpo, lo que permite abrirse a una expresión emocional libre y entera. Lowen solía explicar que cuando una persona se corta un dedo, por ejemplo, no hace falta que esa persona piense cómo curarlo. El cuerpo en su sabiduría lo sabe todo y lo único que tenemos que hacer es o interferir con los procesos somáticos naturales.

Lowen, como paciente y discípulo de Wilhem Reich, había comprendido que lo emocional y lo somático están ligados estrechamente y que las emociones reprimidas o disociadas impactan nuestro organismo a nivel somático, creando bloqueos y cortes en el cuerpo que impiden y/o reducen la circulación de la energía vital en el organismo.

Lo que siempre me impactaba mucho era ver a Lowen trabajar con varias personas durante los talleres de formación y captar muy rápidamente, solamente mirando el cuerpo, cuál era el problema de la persona a nivel existencial, y por dónde llevarla para acceder a niveles de experiencias más profundas, nucleares. Él lo hacía con intervenciones muy sencillas como invitar a la persona a abrir su respiración o a sentir ciertas tensiones crónicas en su cuerpo a través de algunas posturas que hacían resaltar estas tensiones. En poco tiempo, la persona contactaba con emociones intensas, podía expresarlas, y en seguida, experimentaba tanto un sentimiento de liberación a nivel emocional como un grado relajación importante a nivel corporal.

A. D.: Tal como se trabaja hoy en día, ¿qué caracteriza al A. B. y qué lo diferencia de otros enfoques?

L. F.: El Análisis bioenergético ofrece la posibilidad única de trabajar un problema particular tomando en cuanta la persona entera: cuerpo, emociones, mente. Es verdad que hay otras formas de psicoterapia que prestan atención al cuerpo tanto como a las emociones y a los pensamientos, pero lo hacen la mayoría del tiempo solo hablando del cuerpo.

En cambio, en el A. B. no sólo se habla de lo que está pasando en el cuerpo, sino que más bien se lo considera una fuente de información primordial para comprender el problema de una persona, dado que para el analista bioenergético, el cuerpo “cuenta una historia”: la historia de cómo una persona tuvo que elaborar un sistema defensivo para sobrevivir. El cuerpo, que “cuenta una historia”, nos enseña contra qué tipo de emociones o de experiencias dolorosas la persona ha tenido que defenderse, y cómo lo ha hecho.

Luego, con esta comprensión, el analista bioenergético propone posturas y/o ejercicios concretos para ayudar a las personas a ablandar sus tensiones crónicas y conectar con su vivencia corporal (sensaciones) y emocional (emociones) para recuperar un grado de expresividad y de vitalidad que ha sido reducido por el impacto restrictivo de los mecanismos de defensa tanto a nivel emocional como a nivel corporal (tensiones, bloqueo, cortes).

Por su enfoque sobre el conjunto cuerpo/emociones/mente y su capacidad de movilizar activamente a la persona en todos estos niveles durante el proceso terapéutico, el análisis Bioenergético se distingue de otras formas de psicoterapia.

A. D.: Sabemos que desde sus comienzos hasta hoy el Análisis Bioenergético ha cambiado tu mucho. Incluso se cuestionan aspectos teóricos y técnicos de Lowen. ¿Cómo lo ves tú?

L. F.: Sí, la manera de practicar el Análisis Bioenergético ha evolucionado desde el principio. En los años 70, Lowen solía trabajar de manera más directa e incluso más confrontativa, yendo rápidamente a los bloqueos, lo que habitualmente daba como resultado un trabajo intenso y catártico para la persona. Este tipo de trabajo, por un lado, la mayoría de las veces era liberador para la persona, pero por otro lado, a veces necesitaba tiempo para “digerir” la experiencia. Con los años, Lowen suavizó su manera de trabajar y prestaba más atención al vínculo y al ritmo del proceso de la persona, pero su enfoque siempre fue sobre cómo ablandar la coraza muscular de una persona para ayudarla a conectar con sus emociones profundas y con la corriente de energía vital del cuerpo.

En los años noventa y dos mil, vario terapeutas bioenergéticos, formadores miembros de la facultad Internacional de Análisis Bioenergético, empezaron a poner el énfasis sobre el tema de la vinculación del proceso terapéutico, y a escribir y enseñar integrando este tema a los conceptos básicos elaborados por Lowen.

En los últimos años, estamos integrando al Análisis Bioenergético conceptos y prácticas derivados de corrientes mayores en el campo de la psicología como las neurociencias, la psicología de Self, las teorías del apego,…

A. D.: Háblanos de IIAB. ¿En qué partes del mundo se imparte formación en la actualidad? ¿Cómo es esa formación? ¿Qué otras actividades desarrolla?

L. F.: Hay Sociedades de Análisis Bioenergético por casi todo el mundo. Varias están ya bien establecidas en América del Norte (Estados Unidos, Canadá), América de Sur (Brasil, Argentina), tanto como en Europa (España, Portugal, Francia, Bélgica, Alemania, Holanda), Oriente Medio (Israel) y Oceanía (Nueva Zelanda). Todas estas sociedades forman parte del Instituto Internacional de Análisis Bioenergético, fundado originariamente por Lowen.

Estos días, también se están desarrollando grupitos de profesionales interesados en formarse en Rusia y en China.

Además de su pertenencia al Instituto Internacional, las varias sociedades se agrupan geográficamente en tres Federaciones: la Federación Europea, La Federación Norteamericana (incluyendo la de Nueva Zelanda) y la Federación Sudamericana.

Básicmente, la formación de Análisis Bioenergético está constituida por tres componentes igualmente importantes:

- 5 años de formación en grupo (20 días por año). Los tres primeros años son “pre-clínicos”, donde se aprenden los conceptos fundamentales del Análisis Bioenergético. Los dos últimos son años “clínicos”, donde los estudiantes aprenden a integrar todo lo aprendido durante los tres primeros años y desarrollan sus habilidades para hacer intervenciones psicoterapéuticas como analistas bioenergéticos.

- 140 horas de terapia individual en Análisis Bioenergético con un/a terapeuta certificado/a. Se recomienda hacer las horas de terapia al principio de la formación o, mejor aun, empezarlas antes del comienzo de la formación, para poder tener un conocimiento vivencial de lo que representa este tipo de terapia.

- 50 horas de supervisión individual (sesiones con clientes reales), que se hacen durante los dos últimos años de formación.

Estos requisitos son mínimos y una vez cumplidos, los estudiantes deben presentarse a una evaluación final para obtener el título de CBT (Certified Bioenergetic Therapist).

Es una formación larga y exigente porque sabemos que las técnicas que usamos son potentes y queremos asegurarnos que los terapeutas certificados practican con un alto grado tanto de competencia como de ética.

Además de la formación, hay varias actividades de desarrollo profesional para los miembros certificados. El Instituto Internacional organiza cada dos años un congreso internacional. También organiza cada uno o dos años un Profesional Development Workshop (taller de desarrollo profesional avanzado). Tanto el congreso internacional como el PDW tienen lugar alternativamente en Europa, América de Sur, América de Norte.

Además, las distintas Sociedades organizan actividades de desarrollo profesional según las demandas y las necesidades de sus miembros.

domingo, 15 de diciembre de 2013

El miedo al dolor y su relación con la pérdida del amor.

                                             
José Luis Moreno Campos
Psicólogo y Psicoterapeuta en Análisis Bioenergético.
Supervisor.
Miembro del Instituto Internacional de Análisis Bioenergético
Trabaja en Sevilla desde 1989
Más información en www.mentecuerpo.es
  
 
Una de las cosas más difíciles de abordar en cualquier tipo de psicoterapia que quiera profundizar en las raíces del malestar o del sufrimiento de la persona que acude en busca de ayuda es el tema del dolor.
Si hablamos de dolor tenemos que hablar inmediatamente del miedo, porque las personas que acuden a terapia podemos decir que en una gran mayoría tiene miedo al dolor, sea más emocional o más psicológico, es lo mismo. Dolor y miedo están íntimamente relacionados.
Pero ¿por qué le tenemos tanto miedo al dolor?
Si consideramos que el dolor no se debe a un acontecimiento presente sino a un dolor originado en nuestro pasado más remoto, principalmente la infancia,   podemos entender que cuando se originó el dolor éramos niños/as o bebés y por lo tanto, fue la etapa de nuestro desarrollo cuando nos sentimos más vulnerables, indefensos o impotentes para hacer frente a las agresiones que sufrimos, sea por experiencias de abandono,  rechazo, utilización, humillación, maltrato, etc. Por este motivo, los sentimientos de vulnerabilidad, indefensión, desesperación, impotencia, desesperanza, soledad, vacío, etc. también aparecen cuando el dolor profundo empieza a poder abrirse y a expresarse.
Cuando observamos esto, comprendemos más porqué la persona le tiene miedo al dolor, y es porque  se tuvo que proteger y defender de que no le volviera a ocurrir lo mismo. La persona se mantiene en estado de contracción, porque el miedo al dolor es un estado de contracción y de actitud cerrada. Aunque uno no sea consciente, no se quiere volver a pasar por la misma vulnerabilidad por la que pasó, y por este motivo también la persona  mantiene activa una “actitud de control” en su vida presente y en su realidad actual para que eso no vuelva a ocurrir y que nada de lo que teme profundamente pueda “resonar” con lo que está bajo la conciencia.  Por este motivo controlará,  que en la interacción con los otros no le lleguen o le reboten los sentimientos que teme o que puedan surgir desde su propio mundo interior. Por ejemplo, puede ser que la persona que tiene dificultades con sentir su tristeza, se proteja de situaciones que le hagan contactar y “resonar” con su propia tristeza, que ha quedado bajo la conciencia porque ha vivido algo muy doloroso con situaciones de pérdida. A menudo, es una situación imprevista como una separación, un conflicto con alguna persona, o que una situación estresante rebasa ciertos límites, para que esos mecanismos de control se debiliten, y entonces el dolor y los sentimientos asociados a ese dolor pueden aflorar de alguna forma inesperada.
Pero si profundizamos más, y entendemos que ese miedo al dolor, tiene que ver a su vez, con la pérdida de conexión con el amor, todavía entendemos más ese miedo. No hay mayor dolor que la pérdida de conexión con el amor, que no es otra que con las personas que necesitábamos que nos quisieran y que, por un motivo u otro, nos rechazaron, nos abandonaron, sin que ellos supieran el daño tan grande que nos causaron. La pérdida de conexión con el amor para un niño/a es la pérdida de conexión con la vida y con el mundo, pero como es imposible vivir sin eso, es cuando aparece el esfuerzo y la voluntad para mantener esa conexión en forma adaptativa y tratando de hacer lo que se espera de nosotros con tal de que nos quieran.  
Cuando comprendemos la importancia que tiene el dolor y el miedo al dolor con la pérdida de conexión con el amor, necesitamos como terapeutas ser muy cuidadosos y sensibles para poder facilitar un lugar seguro al paciente que le permita abrir ese dolor dentro de una relación de seguridad y confianza que pueda recibir y comprender lo que en su momento no pudo ser posible. Es de este modo, que se puede establecer una conexión nueva, una experiencia afectiva y relacional que faltó en el pasado y que se puede establecer en el presente. Esta conexión nueva, facilita que el viejo patrón de relación sustentado en el control y el miedo se empiece a relajar y a soltar.
Cuando el dolor empieza a poder expresarse y ser acogido y contenido en la relación terapéutica, empieza la curación. Ese espacio interior de contracción, de retirada, que tiene que ver con la retirada del anhelo de contacto y de la  búsqueda del amor, empieza a poder relajarse, y el movimiento de ir hacia el mundo, se restablece. Debajo del dolor, está el anhelo de contacto, al relajar y comprender el dolor, el anhelo de contacto se puede abrir paso de nuevo. La persona puede de nuevo abrirse a buscar el contacto que necesita pero desde su necesidad presente y adulta. Esa necesidad no es otra que buscar el amor que siente hacia las personas cercanas a él, y recuperar el amor hacia sí mismo que se perdió entonces.